-Determinación para evitar los pecados. Eso lo eleva a uno al rango de Temor a Allah, a quien Allah toma en Su cuidado.
-Adoración regular y constante a Allah. Eso hace que uno adquiera el rango de ser querido por Allah.
-Aceptación de la desgracia sin queja. Esto hace que uno sea incluido entre la gente de paciencia y aquellos que confían en Allah.
-Aguantar la exasperación. Eso significa tener un entendimiento realista de lo que se requiere para conseguir un resultado específico. Por ejemplo, para que el pan sea producido se requiere que el campo sea cultivado, cosechado, el grano puesto en un molino, la masa formada y horneada en un horno. Si no se sigue este procedimiento exactamente y en el orden específico, el pan no se produciría.
• Bujari, Muslim y Ahmad ibn Hanbal registran que el Mensajero de Allah dijo: “La mano situada arriba y que da es superior a la mano que recibe y es inferior”.[1] En otro hadiz, el Mensajero de Allah explica que esta mano superior ayuda a los pobres y necesitados, mientras que la otra mano recibe de otros. De este modo, además de la expresión de los méritos de caridad, este hadiz anima a la gente a trabajar y ganarse su vida.
Un punto importante: el Mensajero de Allah no dijo el que da y el que recibe. Al contrario, dijo “la mano superior y la mano inferior”. Esto indica que generalmente lo preferible es el acto no la persona. Como consiguiente, el receptor puede llegar a ser a veces mejor que el que da.
Por ejemplo algunas personas, como Bara ibn Malik, parecen ser muy plebeyas, pero son tan amados por Allah que todo lo que ellos predicen y juran sobre Él, se realiza. Tal gente no pide nada en recompensa y es extraordinariamente independiente. El Mensajero de Allah aconsejó a Thawban que no mendigara. Por lo tanto, él incluso no consentiría en pedir a nadie que recogiera la fusta que dejó caer montado en su camello. De este modo, cuando los aparentemente “pobres” creyentes de esta cualidad reciben de la gente, no se puede decir que son inferiores a los que les dan.
El Islam no aprueba la mendicidad ni a nivel individual, ni a nivel organizado. Nunca se debe olvidar que el honor, la dignidad y la superioridad siempre pertenecen a Allah, a Su Mensajero y a los creyentes. Por lo tanto los musulmanes no deben estar bajo el control o autoridad de los incrédulos, ya que eso debilitaría su dignidad y superioridad.
• El Imán Muslim relata del Mensajero de Allah: En el Día del Juicio Final, Allah no dirigirá la palabra ni prestará atención ni purificará a tres tipos de personas. Y un tormento doloroso les espera. Estos son aquellos que “arrastran sus trajes”, quienes recuerdan que habían hecho un favor y quiénes tratan de vender sus bienes con falsos juramentos.[2]
El hadiz comienza con zaláza (tres), significando cualesquiera tres, sin nombre, indignos de ser llamados. En otras palabras, se pueden encontrar en todas partes; ellos y sus acciones son tan despreciables que los musulmanes deberían evitarlos. Allah ignorará a tal gente en el Más Allá. Este es un castigo severo, ya que como esta declarado en la Sura al-Rahman, el discurso es uno de los principales y mayores dones de Allah a la humanidad. Además, estaremos en la necesidad fundamental de la oratoria en el Día del Juicio Final, cuando tratemos de justificarnos. Sin embargo a esa gente se le dirá: ¡Sed arrojados en él (fuego) y no dirigidme la palabra! (23:108)
En aquel día, cada uno estará ocupado con sus propios problemas y no habrá ningún refugio excepto Allah. Cada uno esperará que Allah les preste un poco de atención personal, que Él alzará la vista sobre ellos con piedad y los purificará. Pero aquellas tres clases de personas no tendrán ninguna esperanza de ser purificadas y perdonadas, ya que Allah Omnipotente no los reconocerá.
En el hadiz, su castigo es anunciado antes de que sus pecados sean identificados. El Mensajero de Allah así enfatiza la gravedad de sus pecados y advierte a cada uno de abstenerse de ellos. El primer y más penoso pecado es “arrastrar el traje de uno mismo”, una locución árabe que se usa para expresar la arrogancia.
La arrogancia significa competir con Allah por las reglas de la Tierra. Sin embargo los seres humanos, a pesar de su debilidad enorme, pobreza e impotencia, se embelesan consigo mismos. Ellos consideran sus capacidades, habilidades, posición, riqueza y logros aparentes dignos de orgullo. Esto conduce a la vanidad y el auto orgullo. Aunque creado de una gota “del agua” humilde e incapaz de elegir el tiempo y lugar de su nacimiento, familia, color y raza, este auto-orgullo crece a pesar de su inhabilidad de satisfacer las necesidades funcionales de sus cuerpos.
Por ejemplo, ellos no pueden satisfacer su hambre, sed y sueño por si mismos. La única razón por la que los seres humanos sobreviven es que Allah les ha dotado con varios talentos y facultades. Pero la gente no hace caso de este hecho, atribuyen sus logros a ellos mismos, y entonces compiten con Allah. Tal arrogancia finalmente los ciega a signos innumerables que señalan la Existencia de Allah, Su Unidad y Soberanía Absoluta. El Corán dice:
Alejaré de Mis signos a quienes se llenan de soberbia en la tierra sin razón; ésos que aunque vean todo tipo de signos, no crean en ellos y aunque vean el camino de la guía recta no lo toman como camino, pero que en cambio, sí ven el camino de la perdición, lo toman como camino. Eso es porque han negado la verdad de Nuestros signos y son indiferentes a ellos (7:146).
El segundo pecado grave es recordar a otros los favores que se les ha hecho. Este está estrechamente relacionado con la arrogancia. Para aquellos que consideran lo que Allah les ha otorgado, como sus propias posesiones y capacidades, participan de este pecado también. Aquellos que consideran todo como un regalo de Allah entienden que ellos pueden beneficiarse de otros presentes sólo si Él permite que ellos lo hagan. Por consiguiente, aquellos que hacen el favor realmente se sienten endeudados con los que han ayudado, ya que tales acciones permiten que ellos reciban una recompensa espiritual. Este hadiz anima a la gente a la generosidad desinteresada y al altruismo, acerca del cual el Mensajero de Allah dice:
Los generosos están cerca de Allah, del Paraíso, y de la gente, pero distantes del Infierno. Los avaros, sin embargo, están distantes de Allah, del Paraíso, de los seres humanos, pero cerca del Infierno.[3]
El último pecado grave es el engaño en el comercio. Según las leyes del Islam, los comerciantes deben revelar cualquier defecto en lo que ellos venden. Jurar en el nombre de Allah está también prohibido, sobre todo en las transacciones. Si los comerciantes tratan de vender sus bienes con mentiras, juramentos falsos o alterar el equilibrio oferta-demanda jurando en el nombre de Allah, cometen un gran pecado y se hacen merecedores del castigo severo. Este pecado está estrechamente ligado a los dos pecados anteriores, ya que surge de la avaricia y el desconocimiento de Allah. Además de estar relacionado con la incredulidad y desconfianza en Allah, estos tres pecados envenenan la vida de la sociedad e indican un carácter débil. De ahí la severidad de su castigo.
• El imán Bujari registra en su Sahih que el Mensajero de Allah dijo: “Al que me garantice lo que está entre sus labios y lo que está entre sus piernas, le garantizaré el Paraíso”.[4] Como el hablar es uno de lo grandes dones dados por Allah, debemos usar nuestras lenguas sólo para actos buenos y útiles, como recitar el Corán, rezar, hablar con la verdad por delante e imponer lo bueno y evitar lo malo. Debemos ser modestos y educados en nuestro hablar y no caer en la mentira, la blasfemia, la difamación, el chisme y demás actos impuros. Las palabras deben ser elegidas con cuidado, como una vez dijo Ali: “Tu palabra es dependiente de ti hasta que lo pronuncies; sin embargo una vez que la hayas pronunciado, eres tú quien depende de ella”.
El control del impulso sexual es muy importante para alcanzar la perfección humana y merecer el Paraíso. Allah nos ha dotado con muchas facultades e impulsos de modo que nosotros pudiéramos evolucionar espiritualmente reteniéndolos y canalizándolos en buenas acciones y virtudes, alcanzando rangos espirituales más elevados. Al luchar por satisfacer nuestros deseos de una manera justa, podemos alcanzar un rango de santidad y ser superiores a los ángeles. Ya que los ángeles no tienen ningún deseo carnal y por eso no precisan de luchar contra la tentación, ellos no evolucionan espiritualmente. Sin embargo, debido a nuestra dualidad esencial, transitamos entre el nivel más bajo (más desgraciado que Satán) y el nivel más alto (sobrepasando a los ángeles).
Ya que el Islam prohíbe o bloquea los caminos que conducen a actos prohibidos, habría que abstenerse de tales actos, como la demostración del encanto personal o la belleza, mirar fijamente al sexo opuesto y estar a solas con alguien de sexo diferente en sitios que inciten a relaciones sexuales ilícitas. Esto requiere de fuerza de voluntad, de autodisciplina y de lucha continua como al refrenar la lengua. Aunque a primera vista parezca ser demasiado difícil, a la larga proporcionará un gran placer espiritual. Aquellos que lo logran serán merecedores del Paraíso.
Muslim recuerda que el Mensajero de Allah en una ocasión mientras predicaba acerca del perdón dijo:
Escuchad. ¿Queréis que os diga las cosas por las cuales Allah borra los pecados y lo eleva a uno a las cotas más altas de la espiritualidad? Cuando sus Compañeros le contestaron que sí, él les dijo: “Haced el wudu (ablución ritual) de la forma más correcta posible, incluso en las condiciones más adversas; id a la mezquita para cada rezo; y esperad la siguiente oración después del rezo. Este es el ribat, este es el ribat (preparación, dedicación)”.[5]
El hadiz comienza con Escuchad para hacer hincapié en la importancia de lo que le sigue. En este caso, se refiere a las cinco oraciones diarias.
El rezo prescrito es el pilar del Islam. Sin ello, el Islam no se puede mantener. Cuando los creyentes rezan correctamente, se protegen de pensamientos y hechos impuros. Esto también es una escala sagrada para ascender a la Presencia de Allah. Pero antes de que podamos subir, debemos realizar el wudu tan perfectamente como nos sea posible. Desde el primer paso requerido para la realización del wudu, los creyentes comienzan a ganar la recompensa. Realizándolo, son aliviados de las tensiones de la vida diaria al igual que quedan libres de todo pecado. Cuando se realiza en circunstancias difíciles, los creyentes reciben incluso un mayor regocijo.
El Adhan (la llamada al rezo) es una llamada a los creyentes tanto para entrar en la Presencia de Allah como una llamada a la prosperidad en ambos mundos. El wudu es la preparación que los creyentes deben hacer antes de acceder a Su Presencia. Al realizar los rezos supererogatorios antes de la oración prescrita, los creyentes completan sus preparativos y reciben el permiso del edecán de Allah: el profeta Muhammad. Cuando el muezzin-el que llama al rezo-recita iqamah-el comienzo del rezo-, los creyentes entran en Su Presencia con total respeto y reverencia hacia el Dueño Único del universo y solicitan de Él sus necesidades y deseos.
Los creyentes rezan cinco veces al día, borrando así sus pecados y que el potencial para cometerlos se convierta en “semillas de los árboles llenos de bondad y virtud”. Sin embargo, existe una condición: el rezo debe ser realizado con absoluta sinceridad, sólo con la intención pura de ganar el amor de Allah y con la conciencia llena de la Presencia del Creador y el Dueño del universo, el Todopoderoso, el Omnisciente, El que Todo lo ve, El que todo lo oye y El que todo lo contiene.
El Mensajero de Allah describe el rezo prescrito como ribat, que puede ser traducido como “dedicación a algo o salvaguardar los límites”. Afirma el Corán:
¡Oh vosotros que creéis! Sed pacientes, tened más aguante, manteneos firmes y temed a Allah para que podáis tener éxito (3:200)
Preparad contra ellos todas las fuerzas y guarniciones de caballos que podáis (8:60).
En el primer verso, ribat significa estar alerta y preparado; en el segundo, tener dedicación. Al describir la oración con este término, el Mensajero de Allah acentúa el valor y la importancia de luchar en el camino de Allah así como la observación de las oraciones prescritas en el Islam y en la vida del creyente. En otro hadiz, describe lo primero como la yihad menor y lo segundo como la yihad mayor. Para poder tener éxito en la yihad mayor, los creyentes deben ser muy atentos al realizar la yihad menor.
Describiendo los rezos prescritos como ribat, el Mensajero de Allah también enfatiza que los musulmanes deben dedicar sus vidas a la adoración Divina y organizar sus actividades del día a día según las cinco oraciones diarias. Deben asegurarse de rezar en los tiempos requeridos y con la debida atención. Después de cada oración, deben esperar con expectación la próxima. Los que rezan de tal modo serán purificados de los pecados y además protegidos de cometer otros más. Entonces experimentarán como otro hadiz dice, algo como un miray (ascensión a la Presencia de Allah).
Bujari relata que el Mensajero de Allah dijo: “Allah dice: ‘He preparado para Mis honrados siervos cosas que nunca han visto, oído o imaginado’”.[6] El Paraíso es un lugar de sorpresas y el Corán nos habla de sus generosidades usando palabras familiares o similares de modo que podamos tener una idea cercana de lo que es. Pero como Ibn Abbas indica: es lo mismo que antes se nos daba (2:25), significa que estas generosidades son intrínsecas al Paraíso en naturaleza y gusto; su apariencia, sin embargo, es equivalente a este mundo. Los creyentes serán recompensados en el Paraíso con generosidades que se renovaran una y otra vez y además observarán a Allah libres de cualquier dimensión cualitativa y cuantitativa. Un instante de esta observación superará, en placer y bendición, a miles de años de vida en el Paraíso. Pero la mayor generosidad de todas en el Paraíso es que Allah estará eternamente contento con los creyentes.
Para ser digno del Paraíso, debemos ser honrados, rectos en todos nuestros actos y hacer todo tan perfectamente como nos sea posible. Los creyentes honrados no mienten ni engañan a otros y son totalmente dignos de confianza. Allah confía que ellos realizarán sus deberes religiosos con el debido cuidado y que acatarán Sus prohibiciones. Todas las otras partes de la creación están seguras de que tales creyentes nunca les harán daño. Estas personas realizan todo con tal nivel de conciencia que Allah, Omnipotente, los observa.
Desde que han ganado la complacencia de su Señor, se cuentan entre aquellos que Allah llama “Mis siervos honrados”. Es decir Allah les ama y por lo tanto: “Él es los ojos con los que ven, los oídos con los que oyen, las manos con las que sostienen y los pies con los que caminan”.
Allah multiplica las buenas acciones de Sus siervos y da, en ciertas circunstancias, millones de recompensas por cada hecho. Esta es la razón por la cual los creyentes encontrarán en el Paraíso un sin fin de generosidades que nunca hubieran podido imaginar en vida.
• En un hadiz relatado por Bujari y Muslim, el Mensajero de Allah dice: “El paraíso está rodeado de problemas y aflicciones, y el Infierno está disimulado con placeres”.[7] Paraíso e Infierno son, en esencia, bendiciones para la humanidad. El miedo al Infierno hace que nosotros observemos las prohibiciones de Allah de modo que podamos ir al Paraíso. Sin embargo, salvarse de ir al Infierno y hacerse merecedor del Paraíso requiere de una gran autodisciplina, de ser estricto espiritualmente y de una excelente educación espiritual.
El Corán dice que la gente es tentada por el amor al sexo opuesto, a los hijos, a la acumulación de tesoros de oro y plata, a las grandes montañas, a los ganados y a las plantaciones (3:14). La gente tiene un natural apego hacia la vida y sus placeres. El infierno es una morada de tormento colocado en un atractivo orden de tentaciones y placeres. Si somos cautivados por estas tentaciones y vivimos sólo para satisfacer tales deseos, seremos atraídos hacia el Infierno. Podemos alcanzar este destino fácilmente, ya que en el camino hacia el infierno se pasa por atracciones mundanas de toda clase.
Para alcanzar el Paraíso primero tenemos que saber ignorar las atracciones mundanas. El infierno es la parte del camino al Paraíso, ya que debemos viajar al infierno sin permitir que ninguna de las atracciones nos seduzca. Esto requiere de autodisciplina y lucha continua contra la tentación y los deseos carnales del ego. Siempre que nos inviten a disfrutar de tales lujos mundanos como fama, riqueza y posición social, debemos ceñirnos a los límites puestos por los Mandamientos Divinos. Debemos seguir rezando, ayunando, dando limosnas y, si nos es posible, realizar la peregrinación a la Kaba.
Además, debemos ser imparciales, honestos, veraces, bondadosos con los pobres, con los necesitados y huérfanos, imponer el bien e impedir el mal. También debemos abstenernos del engaño, de la usura, los juegos de azar, del alcohol, de la murmuración, de la hipocresía y todas las formas de injusticia. Deberíamos esperar ser puestos a prueba, ya que: Allah os probará con aflicciones, algo de miedo, hambre, pérdida de bienes, de vidas y del fruto de lo duramente trabajado y ganado (2:155). Para alcanzar el Paraíso, nosotros debemos perseverar, soportar la aflicción, realizar las obligaciones, evitar el pecado y agradecer a Allah por Sus generosidades y bendiciones. Nuestra identidad carnal odia tales actos virtuosos.
• El imán Tirmizi cuenta que el mensajero de Allah dijo:
Os aconsejo que temáis a Allah y le obedezcáis, incluso si un esclavo negro se convierta en vuestro líder. Aquellos que vivan una vida lo suficientemente larga entre vosotros verán la gran controversia, tanto es así que se adherirán a mi Sunna y al Sunna de los califas correctamente guiados. Seguidles fielmente con tenacidad. Tened cuidado de asuntos recién instaurados en la religión, ya que cada materia creada es una innovación. Cada innovación se pierde y cada pérdida conduce al fuego del infierno.[8]
La palabra árabe traducida aquí como “miedo a Allah” es taqwa. Derivada de la palabra wiqaya (protección), taqwa significa estar en la protección de Allah. Esto tiene dos aspectos: El primero es que los creyentes temen a Allah y le obedecen observando Sus órdenes y prohibiciones. El segundo aspecto es que estudiando la naturaleza, la vida y descubriendo las leyes de Allah que los controlan, la gente adquiere el conocimiento científico y ordena su vida. La ciencia no puede ser establecida si la gente no descubre estas leyes.
Para estar bajo la protección de Allah, la religión verdadera y la ciencia deberían ser combinadas, ya que son dos expresiones de una sola verdad. Según los sabios y eruditos musulmanes, el universo es “el Corán creado”, donde las leyes de Allah que salen de Sus Atributos de voluntad, Destino y Poder son vigentes. El Corán, la colección de leyes Divinas, surgido del Atributo de Discurso de Allah, es “el Universo Compuesto” o “el Universo en palabras”.
El segundo punto es que los creyentes no deben desobedecer a su gobernante si no tienen una razón justificada. Una comunidad sin líder es como un rosario roto cuyas cuentas se han dispersado por todas partes. Tal situación de conflicto social y político por lo general causa anarquía y destrucción. El hadiz también indica una verdad que incluso las democracias modernas han demostrado ser incapaces de cumplir: no tolerar la discriminación racial. Está establecido claramente que un esclavo emancipado negro puede gobernar a la comunidad musulmana. Esto no fue sólo una aseveración teórica, ya que fue probado por numerosos y grandes santos, administradores y eruditos de raza negra que fueron respetados y obedecieron.
El mensajero de Allah también llama la atención aquí a su Sunna. Como él es un excelente ejemplo para todos los aspectos de la vida, los creyentes deben seguir su ejemplo hasta el Día Juicio Final. Tal afirmación garantiza que el Islam mantiene su pureza original. Cualquier desviación causará escisiones sociales y doctrinales y nuevas importaciones al Islam que Allah ha declarado: Él había perfeccionado (5:43). Seguir el camino de los cuatro primeros califas también garantiza la unidad musulmana y el mantenimiento del Islam.
Este hadiz también contiene una predicción que sus cuatro primeros sucesores políticos serán correctamente dirigidos y que cualquier desobediencia a estos causaría divisiones internas. La historia islámica registra la verdad de esta declaración. Para verlo, se pueden considerar las revueltas acaecidas durante los califatos de Osman y Ali.
• Bujari y Muslim narran que el Mensajero de Allah dijo: “Los Creyentes no son mordidos dos veces en el mismo sitio”.[9] Los Creyentes tienen discernimiento, profundidad e inteligencia, ya que ellos son distinguidos por su razonamiento y discernimiento espiritual. La comunidad musulmana tiene y-debe tener-la misma perspicacia y siempre estar conscientes de los peligros potenciales o de los problemas. Pueden ser engañados una vez, pero el discernimiento y la conciencia proporcionada por la creencia deben impedirles ser engañados dos veces. Este hadiz contiene una advertencia significativa para los musulmanes contemporáneos que han sido engañados durante siglos por el Oeste y los hipócritas-los comunistas-del Este. Los musulmanes deben tomar el control de sus propios asuntos y reexaminar la calidad de su creencia.
• Un hadiz transmitido por Bujari y Muslim llama a los educadores a reconsiderar sus métodos: “Los Seres humanos son como minas que contienen plata u oro. Aquellos que están en posiciones elevadas en cuanto a la incredulidad son mejores que los otros-en virtud-cuando aceptan el Islam y adquieren un entendimiento bueno de ello”.[10] Este hadiz es muy significativo, sobre todo con respecto a la educación, que exige la enseñanza de perspicacia y profundidad. El Profeta dijo: Este es mi camino: llamo a Allah con perspicacia y conocimiento seguro al igual que a aquellos que me siguen (12:108).
• El discernimiento implica saber el carácter, el potencial y los defectos de cada individuo. Los seres humanos son diferentes en cuanto a carácter, capacidad, ambición y gusto. Por ejemplo, se puede decir que ellos contienen carbón, cobre, plata, oro y diamantes. El primer paso para proporcionar una buena educación debe reconocer potenciales individuales y entender cómo desarrollarlos. Así como no podéis obtener oro del carbón, tampoco podéis convertir a la gente de “cobre” en gente de “oro”. A la inversa, si tratáis de extraer el cobre mediante el método de extracción mineral del oro, vuestros esfuerzos serán infructuosos.
También debemos darnos cuenta de que aquellos con gran potencial siempre se distinguen de entre los demás. Por ejemplo, los principales oponentes al Islam como Omar finalmente lo abrazaron y se hicieron figuras eminentes de la comunidad musulmana. Esto muestra que su potencial para la virtud es refinado y desarrollado totalmente en el crisol de Islam.
• En otro hadiz, el Mensajero de Allah dijo: “seguramente Allah le concede gracia al malhechor, al opresor. Pero una vez que lo atrape, lo destruirá totalmente”.[11] Entonces recitó: Así es el castigo de tu Señor cuando castiga a las comunidades que están en medio del mal: en verdad que Su castigo es doloroso y severo (11:102).
Allah da algún tiempo a los malhechores para que se arrepientan y enmienden su comportamiento. Si ellos no aprovechan esta oportunidad, Él los castiga con severidad.
El Todopoderoso a veces usa a los malhechores como “una espada de Allah” para castigar a los pecadores. Los musulmanes a menudo se convierten en el objetivo de los poderes del mal cuando se desvían del Islam y abandonan los Mandamientos Divinos. Esto ocurre cuando Allah desea castigarlos antes del Día del juicio final.
Por ejemplo, después de que los musulmanes se dividieran en muchos grupos, hace nueve siglos, quedaron expuestos a la invasión y masacre de los mongoles. De la misma manera, probaron la amargura del fracaso total y la subyugación durante y después de la Primera Guerra Mundial. Esto fue así porque ellos no practicaban más el Islam y porque se habían rendido intelectual, espiritual y materialmente a las tendencias anti-islámicas que venían del Occidente.
Sin embargo, cada desgracia que acontece a los musulmanes es resultado del pecado, una ocasión y sentido para la autopurificación y perdón Divino; el principio de un nuevo y más espléndido renacimiento. De este modo, el próximo futuro atestiguará, si Allah lo permite, el colapso de los poderes maléficos y un magnífico renacimiento del Islam y el mundo musulmán.
• En una Tradición auténtica, el Mensajero de Allah dice:
Allah mantendrá siete grupos de personas bajo Su sombra el Día en que no habrá ninguna sombra excepto la Suya: el gobernante justo, la gente joven que ha crecido adorando y elogiando a Allah, la gente que es enormemente cercana a las mezquitas, dos personas que se quieren por el amor de Allah y se unen o se separan debido a este amor, los hombres que rechazan las invitaciones de mujeres hermosas,[12] diciendo: “yo temo a Allah”, los que gastan en el camino de Allah en secreto tanto que cuando dan limosna con la mano izquierda, no lo nota la derecha y aquellos cuyos ojos se llenan de lágrimas cuando mencionan a Allah estando a solas.[13]
La gente será empapada en el sudor del pecado hasta sus huesos por el calor del Día del Juicio Final. Aquellos que deseen Su sombra deberán esforzarse en obtenerla siguiendo las instrucciones perfiladas en este hadiz.
La justicia es la base de la vida social y el gobernante justo es algo que no acontece todos los días. La gente joven que puede controlar sus deseos carnales y que se dedican a la adoración de Allah son bendecidos. El organizar la vida según las oraciones diarias es una virtud loable que complace a Allah Omnipotente. Otra virtud importante, sobre todo en este mundo de individualismo y egoísmo, es quererse el uno al otro por la complacencia de Allah y respetar la Tierra como “cuna de hermandad”. La castidad requiere de autodisciplina y es tan meritoria que eleva a sus practicantes a los rangos más altos. Dar limosna solamente para ganar la complacencia de Allah y sin hacer ostentación es tan importante como la creencia y las oraciones prescritas. La meditación y supervisión continua de uno mismo, acompañada por una actitud sana del conocimiento de Allah, impide a la gente pecar y los hace dignos del Paraíso.
Allah es amable y concede favores a cada uno. Todo lo que la gente tiene procede de Allah. Sin embargo, Él otorgó favores especiales a cada Profeta y a cada comunidad según los dictados del tiempo. Por ejemplo, Adán fue favorecido con el conocimiento de los nombres-la llave de todas las ramas del conocimiento-. Noé fue dotado de firmeza y perseverancia; Abraham tuvo el honor de ser el amigo íntimo de Allah y a su vez ser el padre de numerosos Profetas, Moisés tuvo la capacidad de administrar, y fue exaltado siendo dirigido por Allah directamente, Jesús fue distinguido con paciencia, tolerancia y compasión. Todos los Profetas tienen algo en común en estas cualidades dignas de elogio, pero cada uno sobrepasa al otro en una o más de aquellas cualidades de acuerdo a su misión.
El profeta Muhammad posee todas las cualidades mencionadas anteriormente, excepto ser padre de Profetas. Además, debido a la naturaleza universal de su misión, se distingue de los otros por las siguientes cinco particularidades. Según la narración de Bujari, el Profeta dice:
Se me han concedido cinco cosas que no fueron otorgadas a nadie más antes de mí: Allah me ayuda implantando el miedo en el corazón de mis enemigos a una distancia de un mes de camino; la Tierra ha sido convertida en un ambiente puro como lugar de oración para mí, de esta manera cuando es el tiempo de la oración mis seguidores pueden rezar dondequiera que estén; el botín de guerra me es permitido aunque no lo fue para aquellos que me precedieron; tengo el derecho de interceder–por los creyentes-; y mientras cada Profeta–anterior a mí-fue enviado exclusivamente a su gente, yo fui enviado a la humanidad.[14]
-Adoración regular y constante a Allah. Eso hace que uno adquiera el rango de ser querido por Allah.
-Aceptación de la desgracia sin queja. Esto hace que uno sea incluido entre la gente de paciencia y aquellos que confían en Allah.
-Aguantar la exasperación. Eso significa tener un entendimiento realista de lo que se requiere para conseguir un resultado específico. Por ejemplo, para que el pan sea producido se requiere que el campo sea cultivado, cosechado, el grano puesto en un molino, la masa formada y horneada en un horno. Si no se sigue este procedimiento exactamente y en el orden específico, el pan no se produciría.
• Bujari, Muslim y Ahmad ibn Hanbal registran que el Mensajero de Allah dijo: “La mano situada arriba y que da es superior a la mano que recibe y es inferior”.[1] En otro hadiz, el Mensajero de Allah explica que esta mano superior ayuda a los pobres y necesitados, mientras que la otra mano recibe de otros. De este modo, además de la expresión de los méritos de caridad, este hadiz anima a la gente a trabajar y ganarse su vida.
Un punto importante: el Mensajero de Allah no dijo el que da y el que recibe. Al contrario, dijo “la mano superior y la mano inferior”. Esto indica que generalmente lo preferible es el acto no la persona. Como consiguiente, el receptor puede llegar a ser a veces mejor que el que da.
Por ejemplo algunas personas, como Bara ibn Malik, parecen ser muy plebeyas, pero son tan amados por Allah que todo lo que ellos predicen y juran sobre Él, se realiza. Tal gente no pide nada en recompensa y es extraordinariamente independiente. El Mensajero de Allah aconsejó a Thawban que no mendigara. Por lo tanto, él incluso no consentiría en pedir a nadie que recogiera la fusta que dejó caer montado en su camello. De este modo, cuando los aparentemente “pobres” creyentes de esta cualidad reciben de la gente, no se puede decir que son inferiores a los que les dan.
El Islam no aprueba la mendicidad ni a nivel individual, ni a nivel organizado. Nunca se debe olvidar que el honor, la dignidad y la superioridad siempre pertenecen a Allah, a Su Mensajero y a los creyentes. Por lo tanto los musulmanes no deben estar bajo el control o autoridad de los incrédulos, ya que eso debilitaría su dignidad y superioridad.
• El Imán Muslim relata del Mensajero de Allah: En el Día del Juicio Final, Allah no dirigirá la palabra ni prestará atención ni purificará a tres tipos de personas. Y un tormento doloroso les espera. Estos son aquellos que “arrastran sus trajes”, quienes recuerdan que habían hecho un favor y quiénes tratan de vender sus bienes con falsos juramentos.[2]
El hadiz comienza con zaláza (tres), significando cualesquiera tres, sin nombre, indignos de ser llamados. En otras palabras, se pueden encontrar en todas partes; ellos y sus acciones son tan despreciables que los musulmanes deberían evitarlos. Allah ignorará a tal gente en el Más Allá. Este es un castigo severo, ya que como esta declarado en la Sura al-Rahman, el discurso es uno de los principales y mayores dones de Allah a la humanidad. Además, estaremos en la necesidad fundamental de la oratoria en el Día del Juicio Final, cuando tratemos de justificarnos. Sin embargo a esa gente se le dirá: ¡Sed arrojados en él (fuego) y no dirigidme la palabra! (23:108)
En aquel día, cada uno estará ocupado con sus propios problemas y no habrá ningún refugio excepto Allah. Cada uno esperará que Allah les preste un poco de atención personal, que Él alzará la vista sobre ellos con piedad y los purificará. Pero aquellas tres clases de personas no tendrán ninguna esperanza de ser purificadas y perdonadas, ya que Allah Omnipotente no los reconocerá.
En el hadiz, su castigo es anunciado antes de que sus pecados sean identificados. El Mensajero de Allah así enfatiza la gravedad de sus pecados y advierte a cada uno de abstenerse de ellos. El primer y más penoso pecado es “arrastrar el traje de uno mismo”, una locución árabe que se usa para expresar la arrogancia.
La arrogancia significa competir con Allah por las reglas de la Tierra. Sin embargo los seres humanos, a pesar de su debilidad enorme, pobreza e impotencia, se embelesan consigo mismos. Ellos consideran sus capacidades, habilidades, posición, riqueza y logros aparentes dignos de orgullo. Esto conduce a la vanidad y el auto orgullo. Aunque creado de una gota “del agua” humilde e incapaz de elegir el tiempo y lugar de su nacimiento, familia, color y raza, este auto-orgullo crece a pesar de su inhabilidad de satisfacer las necesidades funcionales de sus cuerpos.
Por ejemplo, ellos no pueden satisfacer su hambre, sed y sueño por si mismos. La única razón por la que los seres humanos sobreviven es que Allah les ha dotado con varios talentos y facultades. Pero la gente no hace caso de este hecho, atribuyen sus logros a ellos mismos, y entonces compiten con Allah. Tal arrogancia finalmente los ciega a signos innumerables que señalan la Existencia de Allah, Su Unidad y Soberanía Absoluta. El Corán dice:
Alejaré de Mis signos a quienes se llenan de soberbia en la tierra sin razón; ésos que aunque vean todo tipo de signos, no crean en ellos y aunque vean el camino de la guía recta no lo toman como camino, pero que en cambio, sí ven el camino de la perdición, lo toman como camino. Eso es porque han negado la verdad de Nuestros signos y son indiferentes a ellos (7:146).
El segundo pecado grave es recordar a otros los favores que se les ha hecho. Este está estrechamente relacionado con la arrogancia. Para aquellos que consideran lo que Allah les ha otorgado, como sus propias posesiones y capacidades, participan de este pecado también. Aquellos que consideran todo como un regalo de Allah entienden que ellos pueden beneficiarse de otros presentes sólo si Él permite que ellos lo hagan. Por consiguiente, aquellos que hacen el favor realmente se sienten endeudados con los que han ayudado, ya que tales acciones permiten que ellos reciban una recompensa espiritual. Este hadiz anima a la gente a la generosidad desinteresada y al altruismo, acerca del cual el Mensajero de Allah dice:
Los generosos están cerca de Allah, del Paraíso, y de la gente, pero distantes del Infierno. Los avaros, sin embargo, están distantes de Allah, del Paraíso, de los seres humanos, pero cerca del Infierno.[3]
El último pecado grave es el engaño en el comercio. Según las leyes del Islam, los comerciantes deben revelar cualquier defecto en lo que ellos venden. Jurar en el nombre de Allah está también prohibido, sobre todo en las transacciones. Si los comerciantes tratan de vender sus bienes con mentiras, juramentos falsos o alterar el equilibrio oferta-demanda jurando en el nombre de Allah, cometen un gran pecado y se hacen merecedores del castigo severo. Este pecado está estrechamente ligado a los dos pecados anteriores, ya que surge de la avaricia y el desconocimiento de Allah. Además de estar relacionado con la incredulidad y desconfianza en Allah, estos tres pecados envenenan la vida de la sociedad e indican un carácter débil. De ahí la severidad de su castigo.
• El imán Bujari registra en su Sahih que el Mensajero de Allah dijo: “Al que me garantice lo que está entre sus labios y lo que está entre sus piernas, le garantizaré el Paraíso”.[4] Como el hablar es uno de lo grandes dones dados por Allah, debemos usar nuestras lenguas sólo para actos buenos y útiles, como recitar el Corán, rezar, hablar con la verdad por delante e imponer lo bueno y evitar lo malo. Debemos ser modestos y educados en nuestro hablar y no caer en la mentira, la blasfemia, la difamación, el chisme y demás actos impuros. Las palabras deben ser elegidas con cuidado, como una vez dijo Ali: “Tu palabra es dependiente de ti hasta que lo pronuncies; sin embargo una vez que la hayas pronunciado, eres tú quien depende de ella”.
El control del impulso sexual es muy importante para alcanzar la perfección humana y merecer el Paraíso. Allah nos ha dotado con muchas facultades e impulsos de modo que nosotros pudiéramos evolucionar espiritualmente reteniéndolos y canalizándolos en buenas acciones y virtudes, alcanzando rangos espirituales más elevados. Al luchar por satisfacer nuestros deseos de una manera justa, podemos alcanzar un rango de santidad y ser superiores a los ángeles. Ya que los ángeles no tienen ningún deseo carnal y por eso no precisan de luchar contra la tentación, ellos no evolucionan espiritualmente. Sin embargo, debido a nuestra dualidad esencial, transitamos entre el nivel más bajo (más desgraciado que Satán) y el nivel más alto (sobrepasando a los ángeles).
Ya que el Islam prohíbe o bloquea los caminos que conducen a actos prohibidos, habría que abstenerse de tales actos, como la demostración del encanto personal o la belleza, mirar fijamente al sexo opuesto y estar a solas con alguien de sexo diferente en sitios que inciten a relaciones sexuales ilícitas. Esto requiere de fuerza de voluntad, de autodisciplina y de lucha continua como al refrenar la lengua. Aunque a primera vista parezca ser demasiado difícil, a la larga proporcionará un gran placer espiritual. Aquellos que lo logran serán merecedores del Paraíso.
Muslim recuerda que el Mensajero de Allah en una ocasión mientras predicaba acerca del perdón dijo:
Escuchad. ¿Queréis que os diga las cosas por las cuales Allah borra los pecados y lo eleva a uno a las cotas más altas de la espiritualidad? Cuando sus Compañeros le contestaron que sí, él les dijo: “Haced el wudu (ablución ritual) de la forma más correcta posible, incluso en las condiciones más adversas; id a la mezquita para cada rezo; y esperad la siguiente oración después del rezo. Este es el ribat, este es el ribat (preparación, dedicación)”.[5]
El hadiz comienza con Escuchad para hacer hincapié en la importancia de lo que le sigue. En este caso, se refiere a las cinco oraciones diarias.
El rezo prescrito es el pilar del Islam. Sin ello, el Islam no se puede mantener. Cuando los creyentes rezan correctamente, se protegen de pensamientos y hechos impuros. Esto también es una escala sagrada para ascender a la Presencia de Allah. Pero antes de que podamos subir, debemos realizar el wudu tan perfectamente como nos sea posible. Desde el primer paso requerido para la realización del wudu, los creyentes comienzan a ganar la recompensa. Realizándolo, son aliviados de las tensiones de la vida diaria al igual que quedan libres de todo pecado. Cuando se realiza en circunstancias difíciles, los creyentes reciben incluso un mayor regocijo.
El Adhan (la llamada al rezo) es una llamada a los creyentes tanto para entrar en la Presencia de Allah como una llamada a la prosperidad en ambos mundos. El wudu es la preparación que los creyentes deben hacer antes de acceder a Su Presencia. Al realizar los rezos supererogatorios antes de la oración prescrita, los creyentes completan sus preparativos y reciben el permiso del edecán de Allah: el profeta Muhammad. Cuando el muezzin-el que llama al rezo-recita iqamah-el comienzo del rezo-, los creyentes entran en Su Presencia con total respeto y reverencia hacia el Dueño Único del universo y solicitan de Él sus necesidades y deseos.
Los creyentes rezan cinco veces al día, borrando así sus pecados y que el potencial para cometerlos se convierta en “semillas de los árboles llenos de bondad y virtud”. Sin embargo, existe una condición: el rezo debe ser realizado con absoluta sinceridad, sólo con la intención pura de ganar el amor de Allah y con la conciencia llena de la Presencia del Creador y el Dueño del universo, el Todopoderoso, el Omnisciente, El que Todo lo ve, El que todo lo oye y El que todo lo contiene.
El Mensajero de Allah describe el rezo prescrito como ribat, que puede ser traducido como “dedicación a algo o salvaguardar los límites”. Afirma el Corán:
¡Oh vosotros que creéis! Sed pacientes, tened más aguante, manteneos firmes y temed a Allah para que podáis tener éxito (3:200)
Preparad contra ellos todas las fuerzas y guarniciones de caballos que podáis (8:60).
En el primer verso, ribat significa estar alerta y preparado; en el segundo, tener dedicación. Al describir la oración con este término, el Mensajero de Allah acentúa el valor y la importancia de luchar en el camino de Allah así como la observación de las oraciones prescritas en el Islam y en la vida del creyente. En otro hadiz, describe lo primero como la yihad menor y lo segundo como la yihad mayor. Para poder tener éxito en la yihad mayor, los creyentes deben ser muy atentos al realizar la yihad menor.
Describiendo los rezos prescritos como ribat, el Mensajero de Allah también enfatiza que los musulmanes deben dedicar sus vidas a la adoración Divina y organizar sus actividades del día a día según las cinco oraciones diarias. Deben asegurarse de rezar en los tiempos requeridos y con la debida atención. Después de cada oración, deben esperar con expectación la próxima. Los que rezan de tal modo serán purificados de los pecados y además protegidos de cometer otros más. Entonces experimentarán como otro hadiz dice, algo como un miray (ascensión a la Presencia de Allah).
Bujari relata que el Mensajero de Allah dijo: “Allah dice: ‘He preparado para Mis honrados siervos cosas que nunca han visto, oído o imaginado’”.[6] El Paraíso es un lugar de sorpresas y el Corán nos habla de sus generosidades usando palabras familiares o similares de modo que podamos tener una idea cercana de lo que es. Pero como Ibn Abbas indica: es lo mismo que antes se nos daba (2:25), significa que estas generosidades son intrínsecas al Paraíso en naturaleza y gusto; su apariencia, sin embargo, es equivalente a este mundo. Los creyentes serán recompensados en el Paraíso con generosidades que se renovaran una y otra vez y además observarán a Allah libres de cualquier dimensión cualitativa y cuantitativa. Un instante de esta observación superará, en placer y bendición, a miles de años de vida en el Paraíso. Pero la mayor generosidad de todas en el Paraíso es que Allah estará eternamente contento con los creyentes.
Para ser digno del Paraíso, debemos ser honrados, rectos en todos nuestros actos y hacer todo tan perfectamente como nos sea posible. Los creyentes honrados no mienten ni engañan a otros y son totalmente dignos de confianza. Allah confía que ellos realizarán sus deberes religiosos con el debido cuidado y que acatarán Sus prohibiciones. Todas las otras partes de la creación están seguras de que tales creyentes nunca les harán daño. Estas personas realizan todo con tal nivel de conciencia que Allah, Omnipotente, los observa.
Desde que han ganado la complacencia de su Señor, se cuentan entre aquellos que Allah llama “Mis siervos honrados”. Es decir Allah les ama y por lo tanto: “Él es los ojos con los que ven, los oídos con los que oyen, las manos con las que sostienen y los pies con los que caminan”.
Allah multiplica las buenas acciones de Sus siervos y da, en ciertas circunstancias, millones de recompensas por cada hecho. Esta es la razón por la cual los creyentes encontrarán en el Paraíso un sin fin de generosidades que nunca hubieran podido imaginar en vida.
• En un hadiz relatado por Bujari y Muslim, el Mensajero de Allah dice: “El paraíso está rodeado de problemas y aflicciones, y el Infierno está disimulado con placeres”.[7] Paraíso e Infierno son, en esencia, bendiciones para la humanidad. El miedo al Infierno hace que nosotros observemos las prohibiciones de Allah de modo que podamos ir al Paraíso. Sin embargo, salvarse de ir al Infierno y hacerse merecedor del Paraíso requiere de una gran autodisciplina, de ser estricto espiritualmente y de una excelente educación espiritual.
El Corán dice que la gente es tentada por el amor al sexo opuesto, a los hijos, a la acumulación de tesoros de oro y plata, a las grandes montañas, a los ganados y a las plantaciones (3:14). La gente tiene un natural apego hacia la vida y sus placeres. El infierno es una morada de tormento colocado en un atractivo orden de tentaciones y placeres. Si somos cautivados por estas tentaciones y vivimos sólo para satisfacer tales deseos, seremos atraídos hacia el Infierno. Podemos alcanzar este destino fácilmente, ya que en el camino hacia el infierno se pasa por atracciones mundanas de toda clase.
Para alcanzar el Paraíso primero tenemos que saber ignorar las atracciones mundanas. El infierno es la parte del camino al Paraíso, ya que debemos viajar al infierno sin permitir que ninguna de las atracciones nos seduzca. Esto requiere de autodisciplina y lucha continua contra la tentación y los deseos carnales del ego. Siempre que nos inviten a disfrutar de tales lujos mundanos como fama, riqueza y posición social, debemos ceñirnos a los límites puestos por los Mandamientos Divinos. Debemos seguir rezando, ayunando, dando limosnas y, si nos es posible, realizar la peregrinación a la Kaba.
Además, debemos ser imparciales, honestos, veraces, bondadosos con los pobres, con los necesitados y huérfanos, imponer el bien e impedir el mal. También debemos abstenernos del engaño, de la usura, los juegos de azar, del alcohol, de la murmuración, de la hipocresía y todas las formas de injusticia. Deberíamos esperar ser puestos a prueba, ya que: Allah os probará con aflicciones, algo de miedo, hambre, pérdida de bienes, de vidas y del fruto de lo duramente trabajado y ganado (2:155). Para alcanzar el Paraíso, nosotros debemos perseverar, soportar la aflicción, realizar las obligaciones, evitar el pecado y agradecer a Allah por Sus generosidades y bendiciones. Nuestra identidad carnal odia tales actos virtuosos.
• El imán Tirmizi cuenta que el mensajero de Allah dijo:
Os aconsejo que temáis a Allah y le obedezcáis, incluso si un esclavo negro se convierta en vuestro líder. Aquellos que vivan una vida lo suficientemente larga entre vosotros verán la gran controversia, tanto es así que se adherirán a mi Sunna y al Sunna de los califas correctamente guiados. Seguidles fielmente con tenacidad. Tened cuidado de asuntos recién instaurados en la religión, ya que cada materia creada es una innovación. Cada innovación se pierde y cada pérdida conduce al fuego del infierno.[8]
La palabra árabe traducida aquí como “miedo a Allah” es taqwa. Derivada de la palabra wiqaya (protección), taqwa significa estar en la protección de Allah. Esto tiene dos aspectos: El primero es que los creyentes temen a Allah y le obedecen observando Sus órdenes y prohibiciones. El segundo aspecto es que estudiando la naturaleza, la vida y descubriendo las leyes de Allah que los controlan, la gente adquiere el conocimiento científico y ordena su vida. La ciencia no puede ser establecida si la gente no descubre estas leyes.
Para estar bajo la protección de Allah, la religión verdadera y la ciencia deberían ser combinadas, ya que son dos expresiones de una sola verdad. Según los sabios y eruditos musulmanes, el universo es “el Corán creado”, donde las leyes de Allah que salen de Sus Atributos de voluntad, Destino y Poder son vigentes. El Corán, la colección de leyes Divinas, surgido del Atributo de Discurso de Allah, es “el Universo Compuesto” o “el Universo en palabras”.
El segundo punto es que los creyentes no deben desobedecer a su gobernante si no tienen una razón justificada. Una comunidad sin líder es como un rosario roto cuyas cuentas se han dispersado por todas partes. Tal situación de conflicto social y político por lo general causa anarquía y destrucción. El hadiz también indica una verdad que incluso las democracias modernas han demostrado ser incapaces de cumplir: no tolerar la discriminación racial. Está establecido claramente que un esclavo emancipado negro puede gobernar a la comunidad musulmana. Esto no fue sólo una aseveración teórica, ya que fue probado por numerosos y grandes santos, administradores y eruditos de raza negra que fueron respetados y obedecieron.
El mensajero de Allah también llama la atención aquí a su Sunna. Como él es un excelente ejemplo para todos los aspectos de la vida, los creyentes deben seguir su ejemplo hasta el Día Juicio Final. Tal afirmación garantiza que el Islam mantiene su pureza original. Cualquier desviación causará escisiones sociales y doctrinales y nuevas importaciones al Islam que Allah ha declarado: Él había perfeccionado (5:43). Seguir el camino de los cuatro primeros califas también garantiza la unidad musulmana y el mantenimiento del Islam.
Este hadiz también contiene una predicción que sus cuatro primeros sucesores políticos serán correctamente dirigidos y que cualquier desobediencia a estos causaría divisiones internas. La historia islámica registra la verdad de esta declaración. Para verlo, se pueden considerar las revueltas acaecidas durante los califatos de Osman y Ali.
• Bujari y Muslim narran que el Mensajero de Allah dijo: “Los Creyentes no son mordidos dos veces en el mismo sitio”.[9] Los Creyentes tienen discernimiento, profundidad e inteligencia, ya que ellos son distinguidos por su razonamiento y discernimiento espiritual. La comunidad musulmana tiene y-debe tener-la misma perspicacia y siempre estar conscientes de los peligros potenciales o de los problemas. Pueden ser engañados una vez, pero el discernimiento y la conciencia proporcionada por la creencia deben impedirles ser engañados dos veces. Este hadiz contiene una advertencia significativa para los musulmanes contemporáneos que han sido engañados durante siglos por el Oeste y los hipócritas-los comunistas-del Este. Los musulmanes deben tomar el control de sus propios asuntos y reexaminar la calidad de su creencia.
• Un hadiz transmitido por Bujari y Muslim llama a los educadores a reconsiderar sus métodos: “Los Seres humanos son como minas que contienen plata u oro. Aquellos que están en posiciones elevadas en cuanto a la incredulidad son mejores que los otros-en virtud-cuando aceptan el Islam y adquieren un entendimiento bueno de ello”.[10] Este hadiz es muy significativo, sobre todo con respecto a la educación, que exige la enseñanza de perspicacia y profundidad. El Profeta dijo: Este es mi camino: llamo a Allah con perspicacia y conocimiento seguro al igual que a aquellos que me siguen (12:108).
• El discernimiento implica saber el carácter, el potencial y los defectos de cada individuo. Los seres humanos son diferentes en cuanto a carácter, capacidad, ambición y gusto. Por ejemplo, se puede decir que ellos contienen carbón, cobre, plata, oro y diamantes. El primer paso para proporcionar una buena educación debe reconocer potenciales individuales y entender cómo desarrollarlos. Así como no podéis obtener oro del carbón, tampoco podéis convertir a la gente de “cobre” en gente de “oro”. A la inversa, si tratáis de extraer el cobre mediante el método de extracción mineral del oro, vuestros esfuerzos serán infructuosos.
También debemos darnos cuenta de que aquellos con gran potencial siempre se distinguen de entre los demás. Por ejemplo, los principales oponentes al Islam como Omar finalmente lo abrazaron y se hicieron figuras eminentes de la comunidad musulmana. Esto muestra que su potencial para la virtud es refinado y desarrollado totalmente en el crisol de Islam.
• En otro hadiz, el Mensajero de Allah dijo: “seguramente Allah le concede gracia al malhechor, al opresor. Pero una vez que lo atrape, lo destruirá totalmente”.[11] Entonces recitó: Así es el castigo de tu Señor cuando castiga a las comunidades que están en medio del mal: en verdad que Su castigo es doloroso y severo (11:102).
Allah da algún tiempo a los malhechores para que se arrepientan y enmienden su comportamiento. Si ellos no aprovechan esta oportunidad, Él los castiga con severidad.
El Todopoderoso a veces usa a los malhechores como “una espada de Allah” para castigar a los pecadores. Los musulmanes a menudo se convierten en el objetivo de los poderes del mal cuando se desvían del Islam y abandonan los Mandamientos Divinos. Esto ocurre cuando Allah desea castigarlos antes del Día del juicio final.
Por ejemplo, después de que los musulmanes se dividieran en muchos grupos, hace nueve siglos, quedaron expuestos a la invasión y masacre de los mongoles. De la misma manera, probaron la amargura del fracaso total y la subyugación durante y después de la Primera Guerra Mundial. Esto fue así porque ellos no practicaban más el Islam y porque se habían rendido intelectual, espiritual y materialmente a las tendencias anti-islámicas que venían del Occidente.
Sin embargo, cada desgracia que acontece a los musulmanes es resultado del pecado, una ocasión y sentido para la autopurificación y perdón Divino; el principio de un nuevo y más espléndido renacimiento. De este modo, el próximo futuro atestiguará, si Allah lo permite, el colapso de los poderes maléficos y un magnífico renacimiento del Islam y el mundo musulmán.
• En una Tradición auténtica, el Mensajero de Allah dice:
Allah mantendrá siete grupos de personas bajo Su sombra el Día en que no habrá ninguna sombra excepto la Suya: el gobernante justo, la gente joven que ha crecido adorando y elogiando a Allah, la gente que es enormemente cercana a las mezquitas, dos personas que se quieren por el amor de Allah y se unen o se separan debido a este amor, los hombres que rechazan las invitaciones de mujeres hermosas,[12] diciendo: “yo temo a Allah”, los que gastan en el camino de Allah en secreto tanto que cuando dan limosna con la mano izquierda, no lo nota la derecha y aquellos cuyos ojos se llenan de lágrimas cuando mencionan a Allah estando a solas.[13]
La gente será empapada en el sudor del pecado hasta sus huesos por el calor del Día del Juicio Final. Aquellos que deseen Su sombra deberán esforzarse en obtenerla siguiendo las instrucciones perfiladas en este hadiz.
La justicia es la base de la vida social y el gobernante justo es algo que no acontece todos los días. La gente joven que puede controlar sus deseos carnales y que se dedican a la adoración de Allah son bendecidos. El organizar la vida según las oraciones diarias es una virtud loable que complace a Allah Omnipotente. Otra virtud importante, sobre todo en este mundo de individualismo y egoísmo, es quererse el uno al otro por la complacencia de Allah y respetar la Tierra como “cuna de hermandad”. La castidad requiere de autodisciplina y es tan meritoria que eleva a sus practicantes a los rangos más altos. Dar limosna solamente para ganar la complacencia de Allah y sin hacer ostentación es tan importante como la creencia y las oraciones prescritas. La meditación y supervisión continua de uno mismo, acompañada por una actitud sana del conocimiento de Allah, impide a la gente pecar y los hace dignos del Paraíso.
Allah es amable y concede favores a cada uno. Todo lo que la gente tiene procede de Allah. Sin embargo, Él otorgó favores especiales a cada Profeta y a cada comunidad según los dictados del tiempo. Por ejemplo, Adán fue favorecido con el conocimiento de los nombres-la llave de todas las ramas del conocimiento-. Noé fue dotado de firmeza y perseverancia; Abraham tuvo el honor de ser el amigo íntimo de Allah y a su vez ser el padre de numerosos Profetas, Moisés tuvo la capacidad de administrar, y fue exaltado siendo dirigido por Allah directamente, Jesús fue distinguido con paciencia, tolerancia y compasión. Todos los Profetas tienen algo en común en estas cualidades dignas de elogio, pero cada uno sobrepasa al otro en una o más de aquellas cualidades de acuerdo a su misión.
El profeta Muhammad posee todas las cualidades mencionadas anteriormente, excepto ser padre de Profetas. Además, debido a la naturaleza universal de su misión, se distingue de los otros por las siguientes cinco particularidades. Según la narración de Bujari, el Profeta dice:
Se me han concedido cinco cosas que no fueron otorgadas a nadie más antes de mí: Allah me ayuda implantando el miedo en el corazón de mis enemigos a una distancia de un mes de camino; la Tierra ha sido convertida en un ambiente puro como lugar de oración para mí, de esta manera cuando es el tiempo de la oración mis seguidores pueden rezar dondequiera que estén; el botín de guerra me es permitido aunque no lo fue para aquellos que me precedieron; tengo el derecho de interceder–por los creyentes-; y mientras cada Profeta–anterior a mí-fue enviado exclusivamente a su gente, yo fui enviado a la humanidad.[14]
[1] Bujari, “Wasaya,” 9; “Zakat,” 18; Muslim, “Zakat,” 94; Ibn Hanbal, 2:4.
[2] Muslim, “Iman,” 171-4; Suyuti, Al-Fath al-Kabir, 2:57.
[3] Tirmizi, “Birr,” 40.
[4] Bujari, “Riqaq,” 23.
[5] Muslim, “Tahara,” 41; Tirmizi, “Tahara,” 39.
[6] Bujari, “Tauhid,” 35.
[7] Bujari, “Riqaq,” 28; Muslim, “Janna,” 1.
[8] Tirmizi, “Ilm,”, 16; para las versiones diferentes, vease, Ibn Maja, “Muqaddima,” 6.
[9] Bujari, “Adab,”; Muslim, “Zuhd,” 63.
[10] Bujari, “Manaqib,” 1; Muslim, “Birr,” 160; Ibn Hanbal, 2:539.
[11] Bujari, “Tafsir,” 5; Muslim, “Birr,” 61.
[12] Las mujeres que se oponen a los hombres son seguramente incluidas en el significado de este hadiz. La razón por la que se menciona a los hombres es que son ellos los que muchas veces son atraídos por las mujeres y siguen su instinto carnal. Los hombres tienen mayor riesgo que las mujeres y más posibilidades de sucumbir en este pecado. De este modo, el hadiz advierte a los hombres que se protejan contra las relaciones ilícitas. Los hombres explotan el encanto y la belleza de las mujeres para su propio beneficio, y lamentablemente las mujeres son usadas para extender la inmoralidad y la obscenidad. No es común en la historia humana que las mujeres ordenen y utilizen a los hombres de ese modo.
[13] Bujari, “Adhan” 36; Muslim, “Zakat” 91; Tirmizi, “Zuhd,” 53.
[14] Bujari, “Tayammum” 1; “Salat” 56.
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